En ocaciones pensaba: Necesito parar de llevar mi vida así y la respuesta era ¡no se como hacerlo!. Pero Dios si sabía como y al poder experimentar su voz, pude descansar y confiar en sus planes, tiempos y voluntad

“Pasé semanas enteras entre lágrimas, enojo y desesperación. Sentía que no había salida. Gracias al acompañamiento recibido entendí que no estaba sola: Dios estaba conmigo y me daba fuerzas para seguir adelante

Intenté muchas veces dejar de consumir y siempre volvía a caer. Solo cuando decidí cambiar mis hábitos y permitir que Dios actuara en mi vida empecé a ver avances. No ha sido fácil, pero ahora camino con esperanza

Mi vida parecía girar en torno al cuidado de mi mamá y a la convivencia con mis padres divorciados. La frustración era constante y me costaba reconocer cuánto me afectaba. También me preocupa mi hijo, que últimamente se ve cohibido y cambiado por la situación que vive en su noviazgo.Al recibir orientación entendí que no estaba sola: en Dios encontré el descanso y la paz que necesitaba.”

Mis ataques de ansiedad aumentaron en los últimos meses por las fallas de mi pareja. Al iniciar este proceso pude reconocer patrones y descubrir que en Dios hay sanidad y dirección.”

Sentía que todo en mi vida era confusión y caos. Gracias a la guía recibida aprendí a poner mis cargas en las manos de Dios y encontré una paz que antes no conocía.